Un tratamiento que se suele utilizar en las epilepsias resistentes a medicamentos son las dietas pobres en hidratos de carbono (desde la clásica dieta cetogénica a otras que incluyen mayores porcentajes de hidratos como la dieta de Atkins modificada o la dieta de bajo índice glucémico). Son especialmente útiles en epilepsias graves de la infancia, pero existen artículos que demuestran también su eficacia en adultos. Sin embargo, en adolescentes y personas más mayores son complicadas de seguir, sobre todo a largo plazo, porque son muy restrictivas. Algunos efectos adversos de la dieta como el aumento de grasas en sangre son además peores en personas mayores.

Recientemente se ha publicado un artículo escrito por uno de los mayores especialistas en este campo, el dr Kossof1, en donde revisa algunas preguntas o controversias sobre este tipo de tratamiento. Intento resumir algunas aquí:
–Esta dieta se utiliza en epilepsias farmacorresistentes. ¿Se podría considerar como un primer tratamiento, en epilepsias que acaban de empezar? Para justificar el uso de la dieta como primer tratamiento, tendríamos que tener un diagnóstico de una de las epilepsias que se sabe que responden muy bien a la dieta, muchas de las cuales son síndromes genéticos de inicio en la infancia, por ejemplo la epilepsia con crisis mioclono-astáticas (síndrome de Doose) y el síndrome de deficiencia del transportador de glucosa (Glut-1). Hay que tener en cuenta que en ocasiones estas enfermedades tardan en diagnosticarse, así que parece poco probable que el primer tratamiento empleado pueda ser este. Sin embargo se está avanzando muchísimo en las pruebas genéticas y se están realizando cada vez más temprano. Eso va a permitir adelantar el diagnóstico y posiblemente utilizar la dieta de forma mucho más precoz.
-¿Alguna vez dispondremos de una pastilla que produzca los mismos beneficios que la dieta cetogénica? Eso sería estupendo, ya que el paciente podría comer con normalidad, sin restricciones. Sin embargo aún no se conoce con exactitud cuál es el mecanismo por el que la dieta funciona, así que hoy por hoy es difícil reproducir eso en una pastilla. Se han identificado algunos compuestos que parecen contribuir al efecto “anticrisis” de la dieta: 2-deoxiglucosa, decanoato, sales cetónicas y ésteres. Algún estudio ha señalado que los cambios que la dieta produce en la microbiota (los microorganismos del intestino) también pueden ser relevantes. Algunas de estas sustancias se están probando en ensayos clínicos. No está claro si algún día reemplazarán por completo a la dieta, pero es posible que puedan tomarse como suplementos para aumentar su eficacia.
-¿Puede un paciente o una familia iniciar por sí mismos una dieta cetogénica? La recomendación es que se haga bajo supervisión médica. Inicialmente se requería ingreso en un hospital y ayuno para producir la cetosis, pero ahora, en muchos pacientes, se puede hacer desde consultas externas con la ayuda de un nutricionista especializado. Además, hay múltiples recursos y recetas en Internet y con la telemedicina se puede hacer el control sin tener que desplazarse necesariamente a un centro hospitalario. Si un paciente empieza la dieta por sí mismo, puede hacerlo como prueba preliminar de eficacia, sabiendo que si va a seguir necesitará controles para vigilar los posibles efectos adversos y recibir los necesarios suplementos vitamínicos.
1Kossoff E, Cervenka M. Ketogenic Dietary Therapy Controversies for Its Second Century. Epilepsy Curr. 2020;20(3):125‐129.