Las actitudes y comportamientos negativos hacia las personas con epilepsia han sido un problema presente en nuestra sociedad desde hace mucho tiempo, a pesar de que desde distintos ámbitos se ha intentado aumentar la información disponible sobre esta enfermedad y disminuir los miedos que la rodean.
En el año 2004 el Programa de Epilepsia del Centro para Control y Prevención de las enfermedades (CDC) realizó una encuesta para recoger diferentes actitudes en relación con la epilepsia en adultos de los Estados Unidos. A raíz de este estudio se desarrolló una escala que ha permitido medir cómo algunas de esas actitudes han cambiado en el tiempo (Cui et al, Epilepsy and Behavior, 2015).
Respecto al 2005, en el año 2013:
- Más personas entrevistadas estuvieron de acuerdo en que las personas con epilepsia pueden hacer cualquier cosa y seguir adelante normalmente con su vida diaria.
- Más adultos expresaban su preocupación de que las personas con epilepsia trabajaran en ciertos oficios.
- Se vieron más actitudes negativas que en el 2005 en cuestiones como “estaría nervioso cerca de una persona con epilepsia por si tiene una crisis” o “mejor evitaría estar con personas con crisis muy frecuentes”. Sin embargo, menos personas que en el año 2005 decían que les avergonzaría tener en la familia a alguien con epilepsia.
- En general, se vieron más actitudes negativas en hombres, jóvenes (de 18 a 34 años), adultos con menor educación y salarios más bajos y en personas solteras.
¿Qué significa esto? Que a pesar de los esfuerzos siguen existiendo muchos problemas con las percepciones y las actitudes de la sociedad respecto a las personas con epilepsia. Estudios como este ayudan a identificar dónde se deberían centrar los esfuerzos para conseguir mejoras. En concreto, se debería trabajar en informar más a los adultos jóvenes, ya que sus actitudes negativas pueden perjudicar a las personas con epilepsia en el trabajo, relaciones sociales e incluso dentro de la familia.