Cuando un paciente ha probado al menos dos fármacos antiepilépticos adecuados y las crisis persisten, dificultando su vida diaria, se considera que su epilepsia es resistente a fármacos y debería ser estudiado para ver si se puede operar.
Localizar el lugar del cerebro donde se originan las crisis epilépticas (zona epileptógena) y ver si esa zona puede eliminarse sin producir secuelas graves.