El ejercicio físico, que es un área que habitualmente se discute entre médico y paciente en muchas dolencias físicas, con frecuencia se olvida en la epilepsia. Existen pocos estudios que se hayan centrado en el ejercicio en pacientes con crisis epilépticas. Además, algunas cosas que a veces ocurren asociadas a la epilepsia, como la sobreprotección por parte de la famila, el aislamiento social, la ansiedad, la depresión y la baja autoestima son barreras al ejercicio.
Aunque existen algunos pacientes que pueden tener crisis puramente provocadas por el ejercicio físico, son pocos (menos de un 10%). En general, la mayoría de los pacientes no suelen tener crisis durante o después del ejercicio, aunque puede ocurrir. Y un grupo de pacientes considera que les es beneficioso, disminuyendo la frecuencia de crisis.
También se sabe que tener una buena forma física cardiovascular puede disminuir la aparición de epilepsia o retrasarla. Es posible que el ejercicio físico continuado, mediante la liberación de neurotransmisores como las endorfinas, modifique las redes neuronales, haciéndolas menos propensas a producir crisis.
Además la buena forma física se asocia a un menor riesgo futuro de sufrir depresión y alteraciones cognitivas, que se ven con frecuencia en los pacientes con epilepsia, así que este debería ser un factor adicional para considerar la realización de ejercicio de forma regular.
Unicamente recordar las limitaciones que explicamos en la consulta a nuestros pacientes y que tienen que ver con el sentido común: evitar deportes de riesgo, buceo, escalada, paracaidismo, caza, automovilismo, surf, nadar sin supervisión, etc. Los deportes de equipo son adecuados (fútbol, basket, balonmano…) y también la danza, correr, el tenis, el pádel, etc.