Con frecuencia veo en la consulta pacientes, sobre todo jóvenes, que no toman correctamente la medicación. Se olvidan dosis, sobre todo la del mediodía, la de la noche cuando salen o cuando van de viaje. En ocasiones este olvido de pastillas puede darse durante varios días seguidos.
El peligro más obvio de esta conducta es, por supuesto, tener una crisis. Dependiendo del tipo de crisis del paciente las consecuencias serán distintas, pero incluso en aquellas personas que habitualmente tienen crisis parciales simples o complejas (lo que muchos llaman “ausencias”), olvidar la medicación durante un tiempo puede llevar a tener una crisis convulsiva. Con el riesgo consiguiente de traumatismos, arritmias, no poder conducir en un tiempo, etc.
Por eso en la consulta no nos cansamos de repetir lo importante que es incorporar la toma de pastillas a la rutina diaria, ayudándose si es necesario con alarmas del móvil, recordatorios en la agenda, etc. Tener nuevas pastillas que se toman sólo una o dos veces al día es sin duda una ventaja.
Un estudio reciente (Modi et al, Neurology, 2014) ha demostrado además que, en el caso de niños en los que se diagnostica epilepsia, tomar perfectamente la medicación durante los 6 primeros meses tras el diagnóstico va a asociarse a un mejor control de la enfermedad a medio y largo plazo.
El grupo del dr Glauser estudió longitudinalmente a 124 niños con edades entre 2 y 12 años a los que se acababa de diagnosticar epilepsia. Vieron que los niños que no tomaban correctamente la medicación durante los 6 primeros meses tenían 3.24 veces más de probabilidades de no estar sin crisis 4 años después. De los niños con adherencia completa al tratamiento, solo el 12% seguían teniendo crisis, frente al 31% de los niños en los que la adherencia al tratamiento fue mala.
En resumen, tomar correctamente la medicación desde el inicio es siempre una buena idea, para prevenir crisis (y sus peligros) a corto y quizá también a medio y largo plazo!