Cada año por estas fechas se celebra en Estados Unidos la reunión de la Sociedad Americana de Epilepsia, a la que acuden profesionales de todo el mundo interesados en esta enfermedad. Eso incluye a neurólogos, neurocirujanos, radiólogos, médicos nucleares, farmacólogos, psiquiatras, investigadores básicos, enfermeros especializados, etc.
En la reunión se presentan todo tipo de novedades sobre diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.
Aquí va un resumen de las que me han parecido más interesantes, por su aplicación en la consulta de cada día o porque pueden suponer un avance para los pacientes y sus familias.
- Un estudio liderado por la doctora Anne Berg analizó qué factores influyen en el riesgo de accidentes de tráfico en pacientes con epilepsia. Se vio que tener un aura fiable (un “aviso” de la crisis) no disminuye mucho los accidentes. Por el contrario, los pacientes con crisis con desconexión ambiental (de “ausencia”), sobre todo si estas son frecuentes (al menos 1 en los 3 meses previos) tienen más riesgo de tener accidentes. También los que se quedan confusos durante un tiempo largo después de las crisis. Parece pues que lo que realmente es importante para valorar el riesgo de la conducción es saber si el paciente, durante las crisis, desconecta y deja de percibir su entorno.
- Sánchez-Fernández y colaboradores, del hospital pediátrico de Boston, presentaron un estudio que utilizó métodos estadísticos bien conocidos para ver cuánto mejora la expectativa de vida en niños con epilepsia resistente a fármacos. Se vio que tanto en epilepsias temporales como en extratemporales, en aquellos niños que se pueden operar, la cirugía aumenta la expectativa de vida respecto al tratamiento médico.
- El grupo de Cleveland University Hospital liderado por el dr. Lüders presentó un estudio sobre epilepsia temporal en pacientes que no tienen una lesión clara en la resonancia magnética y que tienen memoria normal. Estos pacientes son muy complicados, ya que una operación sobre el lóbulo temporal puede causar como secuela una pérdida importante de memoria. Observaron que estos pacientes las crisis se inician con frecuencia en la región medial del lóbulo temporal (hipocampo), muchas veces sin afectación del neocórtex. Y que en general, si los hallazgos de EEG de superficie y los síntomas de las crisis sugieren epilepsia temporal, esta hipótesis se confirma con los electrodos de profundidad a pesar de que la memoria esté conservada.
- La lacosamida (Vimpat) es un fármaco que por su eficacia y su seguridad cada vez utilizamos más en epilepsia, incluso en urgencias como el estatus epilepticus. Ramsay y colaboradores analizaron las dosis de carga de lacosamida en pacientes con crisis epilépticas en la UCI, y vieron que se pueden dar con seguridad hasta 800 mg. Estas dosis altas (unos 7-10 mg/kg) son necesarias para alcanzar niveles altos en sangre, que son más eficaces para suprimir las crisis.
- Respecto a las pruebas de imagen para detectar las lesiones que provocan epilepsia, se presentó un estudio preliminar (Kalamangalam y colaboradores) sobre una nueva técnica de resonancia magnética que es capaz de detectar los ritmos eléctricos lentos que suelen acompañar al foco epiléptico. Se tiene que desarrollar, pero parece prometedora. Otro estudio liderado por el dr. Bernasconi confirmó la utilidad del análisis automatizado de la RM (comparando la anatomía del cerebro con la de una base de sujetos normales) para detectar lesiones en epilepsias extratemporales que de otra forma pasarían desapercibidas.
- El grupo de John Hopkins presentó su experiencia con la utilización de la dieta de Atkins modificada para epilepsia (una variedad de la dieta cetogénica). Disponían de datos a 6 meses de 38 pacientes, de los cuales 26 (68% ) habían tenido una reducción de crisis mayor del 50%, estando 11 pacientes libres de crisis. Un 45% de los pacientes que iniciaron la dieta la abandonaron. Entre los efectos adversos estaban la pérdida de peso, el aumento de las grasas en sangre y el estreñimiento.