En diciembre tuve la oportunidad de asistir a la reunión anual de la Sociedad Americana de Epilepsia en Baltimore, Estados Unidos. Una parte muy interesante de este congreso son los “special interest groups” o SIGs, grupos que analizan los últimos avances en temas concretos relacionados con la epilepsia, su diagnóstico y su tratamiento. Siempre que voy a esta reunión yo asisto al grupo de epilepsia y mujer. En esta ocasión se presentaron los resultados de varios estudios recientes que acaban de ser publicados. Quería comentar dos de ellos.
En el primero se analizó el efecto del ácido fólico sobre el desarrollo intelectual, cuando la paciente con epilepsia lo toma alrededor de la concepción (Meador et al, Neurology, 2019). Para ello se reanalizaron los datos que ya tenían los autores del estudio NEAD, que siguió a 311 niños nacidos de 305 mujeres con epilepsia que recibieron un solo fármaco antiepiléptico durante la gestación. Se tuvieron en cuenta otros factores que pueden influir en el desarrollo cognitivo del niño, como el cociente intelectual materno, el tipo y dosis de fármaco antiepiléptico, y la edad gestacional a la que nació el niño. Se realizaron diferentes tests a los 3 y 6 años para ver la inteligencia (cociente intelectual, índices verbal y no verbal, índices de lenguaje expresivo y receptivo, función ejecutiva y memoria).
Pues bien, la toma de ácido fólico alrededor de la concepción se asoció con niveles intelectuales más altos a los 3 y 6 años de edad. También mejoraron otros índices como el no verbal, y el lenguaje expresivo. En otros tests como el índice verbal no se observaron diferencias significativas. La conclusión fue que la toma de ácido fólico se asocia con mejores resultados cognitivos en niños de pacientes que toman fármacos antiepilépticos y que debe recomendarse.
Otro estudio interesante que se presentó en Baltimore y que se acaba de publicar es el que se refiere a las concentraciones de fármacos antiepilépticos en la sangre de los bebés cuyas madres toman estas medicinas (Bimbaum et al, JAMA Neurology, 2019), como parte del estudio MONEAD. Se estudiaron 138 niños que estaban recibiendo lactancia materna y en los que se pudo comparar los niveles en sangre con el nivel en sus madres. En casi el 50% de los casos, los niveles en los bebés eran tan bajos que no se pudieron detectar por el laboratorio. El cociente entre la concentración en el bebé y en la madre varió del 0.3 al 44%. En el caso de la lamotrigina, se vio que a mayor concentración en la madre, mayor concentración en el bebé. No se observó lo mismo en el caso del levetiracetam. Este estudio prueba que durante la lactancia las concentraciones de fármacos antiepilépticos en los bebés son mucho menores que en la madre. La lactancia materna tiene beneficios bien reconocidos para la madre y el bebé. Por este motivo y ante los bajos niveles de fármacos en los niños, se debería aconsejar en mujeres con epilepsia siempre que sea posible.