Aunque se ha investigado mucho sobre los factores genéticos que afectan a la respuesta a los fármacos antiepilépticos, lo cierto es que todavía no se han encontrado marcadores capaces de predecir cómo va a ser de eficaz un fármaco concreto para un paciente. Por ahora, lo único que puede aportar la genética en este aspecto es el diagnóstico de enfermedades monogénicas raras que requieren tratamientos específicos. Sin embargo sí se ha avanzado aplicando las pruebas genéticas aplicadas a evitar las reacciones alérgicas a fármacos antiepilépticos. Recientemente se ha publicado una revisión sobre el asunto en una de las revistas más importantes de Neurología, Neurology (Guerrini y Perucca, Neurology, 2018).
Lo primero que se descubrió fue que el alelo HLA (HLA)-B*15:02 se asocia fuertemente con el riesgo de desarrollar reacciones alérgicas graves (síndrome de Steven-Johnson y síndrome de necrolisis epidérmica tóxica) en la población china Han. Este hecho ha sido confirmado por otros estudios, y han visto que sucede también en otros grupos étnicos de Asia del Sur. Posteriormente se descubrió que otro alelo HLA, el HLA-A*31:01, también predice el riesgo de reacciones alérgicas idiosincráticas a la carbamazepina en personas asiáticas y caucásicas, aunque la asociación es más débil que con HLA-B*15:02.
También se han relacionado las reacciones alérgicas con genes relacionados con la metabolización de los fármacos. Por ejemplo, un estudio realizado en países asiáticos mostró un mayor riesgo de reacciones cutáneas a fenitoína en pacientes portadores de una variante del gen CYP2C9, que codifica enzimas involucradas en el metabolismo de la fenitoína. Tienen más riesgo los pacientes que son metabolizadores lentos, ya que se exponen a unas concentraciones iniciales más altas del fármaco.
Muy recientemente se ha descubierto un nuevo mecanismo relacionado con el complemento. Una variante rara del CFHR4 se asocial con un riesgo aumentado de reacción macula papulosa (un tipo de reacción adverse cutánea) en europeos.
Todavía no está claro el balance coste-beneficio de hacer un screening genético de este tipo a todos los pacientes. Se ha visto en países asiáticos que a veces los médicos optan por prescribir otros fármacos, que a veces son más caros y no necesariamente más seguros. Se necesitan estudios poblacionales más amplios.
En cualquier caso con el tiempo se unirán el aumento de los descubrimientos genéticos y el abaratamiento de las pruebas, haciendo más factible que se apliquen a toda la población. Es sólo una cuestión de tiempo que a las personas se nos realice una secuenciación del genoma poco después de nacer, y llevemos toda nuestra información en un microchip insertado en nuestra tarjeta sanitaria. Esperemos que en el futuro los médicos puedan utilizar esta información para seleccionar el fármaco más eficaz y más seguro para nosotros.