Pues parece que la respuesta es sí. La expresión técnica es el “reposicionamiento”. Significa que un medicamento que se utilizaba para un problema determinado se comienza a usar para otro diferente.
Es el caso de la fenfluramina, que empezó a comercializarse para perder peso en adultos, pero acabó retirándose del mercado porque podía producir algunos problemas serios como alteraciones de las válvulas cardiacas e hipertensión pulmonar.
Parece que este medicamento puede ayudar en el control de las crisis epilépticas asociadas al síndrome de Dravet, una encefalopatía epiléptica grave de la infancia, en la que las crisis son muy rebeldes.

Recientemente se ha publicado un estudio1 en el que 87 pacientes con síndrome de Dravet fueron randomizados a recibir fenfluramina (43 pacientes) o placebo (44), durante 15 semanas, además de sus tratamiento habituales que incluían estiripentol, un medicamento que se da con mucha frecuencia en estos pacientes.
Eran pacientes graves, con una media de 25 crisis convulsivas al mes. Pues bien, los pacientes que recibieron fenfluramina tuvieron una reducción de crisis un 54% mayor que los pacientes que recibieron placebo. Más de un 50% de los pacientes en el grupo de la fenfluramina tuvieron una reducción de crisis convulsivas del 50% o más (que es lo que se considera clínicamente relevante). También se observaron algunas mejorías en escalas de comportamiento y cognición, mientras que el grupo placebo empeoró.
Por supuesto se miraron con mucho cuidado los efectos secundarios. Lo que se vio con más frecuencia fue pérdida de apetito, fatiga, diarrea y fiebre. Se monitorizó la función del corazón y no se vio que aparecieran problemas con las válvulas cardiacas ni hipertensión pulmonar (hay que recoger datos a largo plazo, pero las dosis que se dan son menores que las que causaron este tipo de problemas en el pasado).
Este fármaco, que tuvo en su día un uso completamente diferente, puede ser una opción de futuro para la epilepsia rebelde que acompaña al síndrome de Dravet y dar esperanzas a estos pacientes y sus familias. Se necesitan más estudios para saber cómo va a funcionar este medicamento combiándolo con otros nuevos que se pueden usar en este síndrome, como el cannabidiol.
1Nabbout R, Mistry A, Zuberi S, et al. JAMA Neurol. 2020;77(3):300-308