El pasado fin de semana estuve en un curso hablando de telemedicina en epilepsia. La telemedicina es la práctica de la medicina utilizando tecnología cuando el paciente y el médico se encuentran en localizaciones diferentes. Realizar visitas virtuales o “televisitas” es hoy posible gracias a la utilización de distintas herramientas digitales (Skype, facetime, webex, etc) que permiten comunicarse mediante audio y video, aunque algunas todavía no son plenamente seguras desde el punto de vista de la protección de datos.
Hay varios estudios que muestran que las televisitas en epilepsia son satisfactorias y cómodas tanto para el paciente como para el médico. Se ahorra tiempo (los pacientes por ejemplo evitan el desplazarse desde sus domicilios, que a veces están lejos de la consulta) y dinero (gasolina, parking, personal administrativo, etc). En los estudios pilotos que se han realizado, la mayoría de los pacientes vistos mediante este sistema expresaban que preferirían este tipo de visitas virtuales en el futuro.
Por supuesto, es necesario contar con un ordenador adecuadamente equipado y seguro y también involucrar a los familiares o cuidadores, que pueden conectarse desde otros lugares para proporcionar información que a veces el enfermo desconoce porque pierde la conciencia durante las crisis.
El objetivo es que durante estas visitas se establezca la misma comunicación y la misma confianza médico paciente que en las visitas presenciales. Los cuestionarios que se pasan al paciente en la consulta se pueden administrar y recibir por vía electrónica, por ejemplo los diarios de crisis o los tests de calidad de vida. Durante una visita virtual bien realizada se puede cambiar la medicación, explicar el resultado de una evaluación para cirugía, etc.
Además se están desarrollando muchos sistemas de detección de crisis cuyos datos podrán ser enviados al servicio médico para análisis y comentados durante las visitas.
La comunicación a distancia permitirá en el futuro monitorizar de forma más o menos continua datos de los pacientes (número de crisis, efectos adversos de la medicación…) para ver si se produce un cambio en el nivel de riesgo del paciente y emitir una alerta.
Cuando estos sistemas se desarrollen más, se podrán fusionar múltiples bases de datos de miles y miles de pacientes. Esta información analizada mediante inteligencia artificial nos ayudará a predecir por ejemplo la respuesta a una medicación o terapia de un paciente en concreto basándonos en sus características, la forma más probable de evolución de la enfermedad, etc.