Me gustaría revisar algunos datos sobre la eficacia de algunas técnicas “alternativas” (yo las llamaría mejor “complementarias”) que pueden ayudar a los pacientes a controlar mejor sus crisis.
La inmensa mayoría de pacientes con epilepsia (un 70%) se quedan sin crisis con fármacos antiepilépticos.
Sin embargo, hay pacientes que a pesar de las medicinas siguen teniendo crisis.
Otros, al darles dosis altas, experimentan efectos secundarios inaceptables. En ellos se han utilizado ciertas técnicas que pretenden mejorar la frecuencia de crisis y la calidad de vida del paciente.
Se sabe que una educación global sobre la enfermedad es buena para el paciente y su familia, y puede disminuir la frecuencia o las consecuencias de las crisis: reconocer y evitar los factores desencadenantes, reforzar la necesidad de tomar correctamente las pastillas y aprender a comportarse durante las crisis.
- Hay algunas técnicas psicológicas (por ejemplo combinaciones de técnicas de relajación, biofeedback, soporte psicológico) que si se utilizan regularmente pueden disminuir la frecuencia de crisis, sobre todo en pacientes que reconocen como desencadenantes de sus crisis el estrés emocional. Y en mi experiencia estos pacientes son muchos.
- Otra técnica cuyos posibles efectos beneficiosos se ha estudiado es el yoga. Hay algunos estudios que señalan que la práctica de esta técnica mejora la frecuencia de crisis, hasta el punto de que algunos enfermos con crisis no controladas se pueden quedar sin crisis (Panjwani et al, 1996). Sin embargo una revisión sistemática concluyó que no hay evidencia definitiva de que el yoga sea beneficioso, debido a que los estudios realizados han incluido pocos pacientes y tienen problemas de método (Ramaratnam and Sridharn, 1999).
- Otras técnicas que tratan de acercar la mente y el cuerpo se han utilizado durante décadas en pacientes con epilepsia. Aunque ha suscitado mucho interés por ser potencialmente antiepiléptica, parece que la meditación trascendental puede inducir crisis en pacientes aislados (tal vez por favorecer la hipersincronía de la actividad eléctrica cerebral) de forma que son necesarios más estudios para saber con certeza si es eficaz y segura (Lansky and St Louis, 2006)
- Las terapias sencillas de relajación son fáciles de enseñar y se han utilizado durante muchos años para reducir el estrés, aumentar el bienestar y mejorar las crisis. En algunos pacientes pueden disminuir las crisis y en la mayoría mejoran el estado emocional y el funcionamiento social.
En definitiva, aunque algunos estudios no son del todo concluyentes, hay evidencia de que estas terapias pueden ayudar a los pacientes con epilepsia (en cuanto a crisis y en cuanto a calidad de vida) y pueden utilizarse para complementar el tratamiento médico habitual.