Se conoce desde hace tiempo la relación bidireccional que existe entre problemas del sueño y epilepsia. La presencia de apneas del sueño puede hacer las crisis más difíciles de controlar, por ejemplo. A la vez algunos tratamientos de la epilepsia pueden producir insomnio o somnolencia excesiva. Todo ello empeora la calidad de vida de los pacientes.
Se acaba de publicar en Neurology (Sivathamboo S et al, Neurology, 2018) un estudio que recoge los hallazgos de la polisomnografía realizada a 370 pacientes ingresados para video EEG continuo en la Unidad de Epilepsia, entre 2011 y 2017. De ellos 255 fueron diagnosticados de epilepsia, 93 de episodios paroxísticos no epilépticos y 22 de las dos. Se observó un trastorno respiratorio durante el sueño de intensidad moderada a severa (con un índice de apnea-hipopnea ≥ 15) en 98 individuos (26.5%), y el porcentaje fue similar en los diferentes diagnósticos.
Después de ajustar los datos según diferentes factores, la somnolencia diurna excesiva predijo trastorno respiratorio moderado-severo en epilepsia. En el análisis multivariante, fueron predictores independientes de trastorno respiratorio moderado-severo en epilepsia la mayor edad y la mayor masa corporal, y en episodios paroxísticos no epilépticos la mayor edad.
En conclusión, la polisomnografía es una exploración útil en la unidad de epilepsia porque puede identificar a un número importante de pacientes con trastorno respiratorio durante el sueño no diagnosticado. También en pacientes con episodios paroxísticos no epilépticos, que con frecuencia son mujeres obesas.
La asociación con somnolencia diurna excesiva sugiere que este problema puede contribuir de forma importante a este síntoma frecuente y discapacitante en pacientes con epilepsia. Así que siempre habrá que considerarlo, además de otras posibles causas como las crisis nocturnas o el efecto sedante de algunos fármacos antiepilépticos.